Análisis del Observatorio de Seguridad y Justicia disecciona momentos y precondiciones históricas en los que se produce la violencia de un hombre hacia su pareja femenina.
La mujer que ha
sufrido o presenciado violencia familiar, en alguna etapa de su vida, es tres
veces más propensa a ser víctima de violencia de pareja, mientras que el hombre
que ha sufrido alguna vez violencia familiar es dos veces más propenso a
agredir a su pareja.
Estos son algunos
hallazgos del estudio “Causas de la violencia familiar en Nuevo León: Análisis delictivo sobre la violencia de pareja”, realizado por el Observatorio de Seguridad y Justicia (OSJ) del Consejo Nuevo León para la Planeación
Estratégica y centrado en la violencia que hombres ejercen sobre sus parejas
femeninas.
En colaboración con Alternativas Pacíficas y Supera, A. C., organizaciones de la sociedad civil que atienden a víctimas de violencia familiar y realizan tareas de prevención, respectivamente, este primer ejercicio del OSJ, enfocado en un cierto tipo de delito, analizó toda la información sobre la dinámica de pareja a través del método conocido como guion criminal.
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh) 2016, del INEGI, el 31.59 % de las mujeres que habitan en Nuevo León y que tienen, o han tenido, una pareja han sido víctimas de algún tipo de violencia por parte de ella, la cual puede ser psicoemocional, física, sexual, patrimonial y económica, de acuerdo con el Código Penal del Estado.
Oswaldo Morales, director del OSJ, afirmó que las agresiones de pareja están ancladas en un círculo de violencia, producto de factores sociales e individuales, que afectan la vida de miles de personas en la entidad, por lo que se hizo un desglose a través del guion criminal.
“Utilizamos el guion criminal porque nos permitió ordenar y esquematizar las fases de un delito y sus distintos componentes, de una manera clara, sencilla y entendible, de tal manera que pudimos identificar que el ciclo de violencia puede terminar, que el factor cultural no es determinante y que no estamos destinados a vivir con violencia”.
Los principales
hallazgos están ordenados en tres escenas contempladas por el guion: el primer
acercamiento, el convencimiento y el abuso.
En el primer
acercamiento, destacan la identificación de tres precondiciones históricas de este
delito: la violencia familiar, el nivel socioeconómico y el nivel educativo.
A partir de la
muestra y los datos obtenidos a través de la Endireh
2016, la violencia familiar es
la precondición histórica con mayor impacto en la propensión de ser víctima o
agresor en la violencia de pareja. Nuevo León ha sido el tercer lugar nacional
en violencia familiar en los últimos 12 meses.
De esta manera, las
mujeres que experimentaron violencia familiar son tres veces más propensas a
ser víctimas de violencia de pareja, mientras que los hombres que
experimentaron violencia familiar son dos veces más propensos a ser agresores
de su pareja.
También, a mayores
niveles socioeconómico y educativo de las mujeres, menor su propensión a ser
víctimas de violencia de pareja, aunque, de acuerdo con expertas locales, esta
correlación puede deberse más a la forma en que se asume la violencia de pareja
en los niveles socioeconómicos medio y alto.
Las precondiciones
históricas dan origen a dos principales tipos de agresor: el que elige no
tomar responsabilidad de sus conductas o acciones violentas porque le pueden
parecer normales (alta propensión a ceguera selectiva), y aquel que se sabe
violento y elige continuar siéndolo por el beneficio que le produce (baja
propensión a ceguera selectiva).
En la etapa del convencimiento, destaca la construcción de
confianza entre agresor y víctima como puente entre los valores sociales y las
acciones individuales de agresor y víctima. La confianza es una percepción
generada a través del reconocimiento del riesgo y el cumplimiento de las
expectativas asociadas a un rol socialmente construido; el rol clave en la
violencia de pareja es el de pareja sentimental.
En la etapa del abuso destaca la acción de controlar la relación por
parte del agresor, este es el elemento inicial por parte del agresor. Puede
manifestarse en acciones como la obtención de contraseñas personales y llegar
hasta acciones graves como el aislamiento social de la víctima. En Nuevo León,
a través de la Endireh 2016, 18.1 % de mujeres que fueron víctimas de violencia de pareja declaró haber sufrido aislamiento.
La investigación propone incidir en
uno de los elementos –o en varios– identificados por el guion de violencia de
pareja. Señala que, para romper el círculo de violencia, la política pública para
erradicar la violencia de pareja en la entidad, y con ello reducir la incidencia
de la violencia familiar, debe contemplar la etapa de prevención y sus
instrumentos deben orientarse hacia 1) incrementar el esfuerzo del agresor, 2)
aumentar el riesgo del agresor, 3) reducir el beneficio del agresor, y 4)
remover excusas sobre la violencia de pareja.